Las cinco ciudades de Latinoamérica más urgidas de masificar el Reúso de Agua
Un análisis de las metrópolis más vulnerables a la escasez hídrica, donde la combinación de sequías, crecimiento demográfico y deficiencias en el saneamiento exige la adopción urgente de la economía circular del agua para garantizar su futuro
El "Día Cero", la amenaza de quedarse sin agua potable, se convirtió en una cruda realidad para Ciudad del Cabo en 2018. Esta ciudad sudafricana, una metrópolis de casi cuatro millones de habitantes, estuvo a punto de cerrar sus grifos debido a una sequía sin precedentes. Si bien la crisis fue sorteada gracias a una combinación de medidas drásticas de ahorro, inversiones en infraestructura y la llegada de lluvias, sirvió como una contundente advertencia global sobre la vulnerabilidad hídrica de las grandes urbes amenazadas por el cambio climático y crecimiento demográfico.
En América Latina, el escenario no es menos preocupante. Varias de sus principales ciudades se encuentran acechadas por un "Día Cero" silencioso pero persistente, donde la combinación de sequías recurrentes, el crecimiento demográfico, deficiencias históricas en el saneamiento, la creciente demanda industrial y la contaminación de sus fuentes naturales, las empuja hacia un punto de no retorno. La masificación del reúso de agua más que una opción viable entre otras, es un imperativo ineludible para garantizar la sostenibilidad hídrica de la región y la resiliencia de sus poblaciones.
A continuación, El Acuífero presenta un ranking de cinco ciudades latinoamericanas con la mayor urgencia de masificar el reúso de agua, ordenadas de menor a mayor criticidad que se basa en datos oficiales de organismos nacionales e internacionales, y analiza la frecuencia de sequías, el índice demográfico, la falta de saneamiento y la presión sobre las fuentes naturales.
5. Bogotá y la alerta por sus embalses
PTAR El Salitre, Bogotá
Bogotá, la capital colombiana, ha enfrentado recientemente una de sus crisis hídricas más severas, con recortes programados de agua que han afectado a millones de habitantes que evidencian la fragilidad de su sistema de abastecimiento. Esta situación se debe principalmente a los bajos niveles de los embalses que abastecen la ciudad, exacerbados por el fenómeno de El Niño, la variabilidad climática y una planificación que, por años, confió en la generosidad de sus fuentes naturales sin prever la creciente demanda y los impactos del cambio climático.
Sequías: Colombia, y en particular la región andina donde se asienta Bogotá, es vulnerable a los ciclos de sequía asociados al fenómeno de El Niño. Según estudios del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), 391 municipios colombianos están actualmente expuestos al riesgo de escasez de agua, y las proyecciones a largo plazo no son alentadoras para el resto del país. Los recientes recortes de agua en Bogotá, que comenzaron en marzo de 2024, son una clara manifestación de esta vulnerabilidad. Noticieros locales e internacionales reportaron cómo barrios enteros se quedaron sin suministro durante 24 horas y afectan la vida cotidiana de millones de personas y la actividad económica de la ciudad. La reducción de los niveles en los embalses del sistema Chingaza, principal fuente de la capital, ha sido una señal de alarma ineludible.
Índice demográfico: Con una población que supera los 7.7 millones de habitantes (DANE, 2023) en su área urbana, y una proyección de crecimiento constante, Bogotá es una de las ciudades más grandes de América Latina. Su expansión urbana y el aumento de la demanda per cápita ejercen una presión considerable sobre los recursos hídricos disponibles.
Saneamiento: Aunque Bogotá ha avanzado significativamente en el tratamiento de aguas residuales, aún existen desafíos en la cobertura total y la calidad del efluente en algunas zonas. La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) ha reconocido la necesidad de mejorar y ampliar la infraestructura de saneamiento para garantizar una mayor cobertura y, crucialmente, para transformar las aguas residuales en una fuente de recursos.
La contaminación de las fuentes naturales, como el río Bogotá, es un problema histórico y persistente que encarece drásticamente el tratamiento del agua para consumo humano y limita su disponibilidad. La demanda de agua por parte de la industria en la región metropolitana también es significativa.
No obstante los problemas, Colombia está comenzando a dar pasos importantes hacia el reúso respaldados por un nuevo marco legal. La Resolución 1256 de 2021, emitida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, establece un marco normativo para el reúso de aguas residuales que permite usos agrícolas, industriales y la recirculación interna.
La EAAB ha radicado una solicitud de concesión ante la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) para el aprovechamiento de agua residual tratada proveniente de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre. Esta iniciativa busca fomentar el reúso en actividades industriales que no requieren agua potable, como procesos de enfriamiento y la producción de materiales de construcción para infraestructura, excluyendo actividades agrícolas en esta fase inicial. El volumen de agua a reutilizar en esta primera fase equivale al consumo diario de un municipio de 55,000 habitantes, lo que representa tres veces la población de La Candelaria o el 67% de la población de la localidad de Los Mártires.
4. Lima, la capital emplazada en el desierto
Provisur de Tedagua combina lo mejor de la desalinización y el saneamiento
La capital de Perú, Lima, es una de las ciudades más grandes del mundo ubicada en un desierto costero y enfrenta la paradoja de que, a pesar de su cercanía al océano Pacífico, depende casi exclusivamente del agua que desciende de la Cordillera de los Andes, una fuente cada vez más vulnerable al cambio climático, al retroceso de los glaciares y a los eventos extremos.
Sequías: Perú es altamente susceptible a los fenómenos de El Niño y La Niña, que impactan directamente en la disponibilidad de agua en la costa. Las sequías prolongadas en la sierra afectan drásticamente el caudal de los ríos que abastecen Lima (principalmente el Rímac, Chillón y Lurín), lo que genera constantes alertas, reducciones en el suministro y la necesidad de medidas de racionamiento que afectan a millones de limeños.
Índice demográfico: Con una población que supera los 11 millones de habitantes en su área metropolitana (INEI, 2023), Lima es una megaciudad en constante expansión. El crecimiento demográfico, sumado a la migración interna, ejerce una presión insostenible sobre sus ya limitadas fuentes de agua dulce. La demanda supera con creces la capacidad de recarga natural y la infraestructura existente.
Saneamiento: A pesar de los avances en las últimas décadas, la cobertura y calidad del saneamiento en Lima aún presentan desafíos significativos, especialmente en zonas periféricas y asentamientos informales. Esto afecta la salud pública y la calidad de vida de los ciudadanos al tiempo que representa una pérdida masiva de un recurso hídrico que, si fuera tratado adecuadamente, podría ser recuperado y reincorporado al ciclo urbano. La descarga de aguas residuales sin tratamiento adecuado contamina las escasas fuentes superficiales y subterráneas.
Por otro lado, la actividad industrial en Lima es intensa y requiere grandes volúmenes de agua para sus procesos. La contaminación de los ríos Rímac, Chillón y Lurín, que son las principales fuentes de abastecimiento, por desechos industriales y domésticos, incrementa exponencialmente los costos de potabilización y limita la disponibilidad de agua de calidad, impactando tanto a la población como a la producción.
Para Lima, la combinación estratégica de desalación y reúso es imprescindible para asegurar su futuro hídrico. Proyectos como la Planta Desaladora de Agua de Mar Provisur, ubicada en el sur de Lima, que abastece a varios distritos (como Punta Hermosa, Punta Negra, San Bartolo y Santa María del Mar), demuestran la viabilidad técnica y económica de la desalación en la costa peruana. Esta planta, con una capacidad de producción de agua potable a partir de agua de mar, es un paso fundamental.
La capacidad instalada de la planta desalinizadora Provisur en Lima es de 34,560 metros cúbicos por día, según Tedagua. Esta planta también incluye una planta de tratamiento de aguas residuales con una capacidad de 15,552 metros cúbicos por día.
Provisur es vista por expertos del sector, como un modelo escalable que debería replicarse por la costa peruana, dado que integra lo mejor de la desalinización de agua de mar y al mismo tiempo aborda el tratamiento de aguas residuales que pueden ser usadas para riego agrícola o de mantenimiento urbano.
3. Santiago de Chile y la megasequía que no cesa
Biofactorías de Santiago están entre plantas de tratamiento más avanzadas del mundo
Santiago de Chile ha sido el epicentro de una "megasequía" que se extiende por más de una década, una de las más prolongadas y severas en la historia del país. Esta situación ha puesto en jaque el suministro de agua para la capital y ha obligado a las autoridades a buscar la diversificación de sus fuentes de abastecimiento.
Sequías: Chile central, donde se ubica Santiago, ha experimentado una importante reducción en las precipitaciones desde 2010. Según la Dirección General de Aguas (DGA) y diversos estudios científicos publicados en revistas como Nature Climate Change, esta megasequía ha disminuido el caudal de los ríos que abastecen la ciudad, como el Maipo y el Mapocho, hasta en un 80% en algunos años. Esta escasez hídrica se ha traducido en una menor disponibilidad de agua para consumo, agricultura e industria, y ha generado una preocupación creciente por la seguridad hídrica a largo plazo. Los embalses que abastecen la ciudad han operado a niveles históricamente bajos y forzado a la implementación de planes de contingencia.
Índice demográfico: Con una población de más de 7 millones de habitantes en su Región Metropolitana (INE, 2023), Santiago es el principal centro urbano y económico de Chile. El crecimiento constante de la población y la expansión urbana aumentan la demanda de agua en medio de la escasez crónica, generan una brecha cada vez mayor entre la oferta y la demanda.
Saneamiento: Chile ha logrado altos niveles de cobertura en saneamiento y tratamiento de aguas residuales urbanas y es un referente en la región, con un porcentaje casi total de aguas residuales tratadas.
Demanda industrial: La actividad industrial y minera en la región, aunque con normativas ambientales estrictas, ejerce una presión considerable sobre los recursos hídricos. La contaminación difusa y los eventos de turbidez en los ríos, producto de aluviones o deshielos acelerados, pueden afectar temporalmente la calidad del agua bruta, comprometer el suministro y elevar los costos de potabilización.
Santiago, a pesar de estar entre las más amenazadas por la sequía, ha implementado medidas para enfrentar la sequía, como la optimización de la gestión de embalses, la construcción de infraestructura de interconexión y la mejora de la eficiencia en el uso del agua. Además, cuenta con plantas de tratamiento para reúso agrícola y aprovechamiento de efluentes que se encuentran entre las más avanzadas del mundo como las biofactorías La Farfana, Mapocho-Trebal, y el Rutal.
2. Ciudad de México, el gigante en riesgo
El Bosque de Chapultepec cuenta con una PTAR que permite la recarga de acuíferos
La Ciudad de México, una de las metrópolis más grandes y pobladas del mundo, enfrenta una crisis hídrica multifacética caracterizada por la sobreexplotación de sus acuíferos subterráneos, que ha provocado hundimientos diferenciales del terreno, la dependencia de sistemas de bombeo costosos desde fuentes lejanas y la recurrencia de escasez en diversas zonas que afecta la calidad de vida de millones de habitantes.
Sequías: México es un país con alta vulnerabilidad a la sequía. El Instituto Mundial de los Recursos (WRI) en su informe de 2019 colocó a México en el puesto 24 de los países con mayor nivel de estrés hídrico, y al Estado de México (donde se ubica parte de la zona metropolitana) con una puntuación de 4.9 sobre 5, indicando una crisis hídrica grave. La Ciudad de México, en particular, ha experimentado periodos de sequía que afectan los niveles de sus presas (como el Sistema Cutzamala) y el caudal de los ríos que la abastecen, lo que exacerba la ya crítica situación de sus acuíferos. La Gerencia de Aguas Subterráneas de CONAGUA, en su consulta de acuíferos de 2018, reflejó un déficit en la disponibilidad media anual (DMA) de agua subterránea de 561 millones de metros cúbicos al año para el área metropolitana, debido a un volumen de extracción que casi duplica su recarga media anual.
Índice demográfico: Con una población metropolitana que supera los 22 millones de habitantes (INEGI, 2023), la Ciudad de México es un coloso demográfico. La demanda de agua per cápita, sumada al crecimiento poblacional y la expansión urbana, ejerce una presión insostenible sobre sus fuentes hídricas y a una extracción de agua subterránea que duplica su recarga natural.
Saneamiento: A pesar de los esfuerzos y la existencia de grandes infraestructuras, una parte significativa de las aguas residuales de la Ciudad de México no recibe el tratamiento adecuado antes de ser vertida, lo que contribuye a la contaminación de los cuerpos de agua y representa una oportunidad perdida para el reúso.
Demanda Industrial Insatisfecha/Contaminación: La vasta actividad industrial en el Valle de México genera una alta demanda de agua para sus procesos productivos. Además, la contaminación de ríos y acuíferos por descargas no tratadas o deficientemente tratadas, así como por la intrusión salina en acuíferos sobreexplotados, agrava la disponibilidad de agua de calidad, incrementando los costos de tratamiento y limitando el desarrollo.
Experiencias de Reúso y el Caso Emblemático de Chapultepec: La Ciudad de México cuenta con experiencias importantes en reúso. La Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Atotonilco, una de las más grandes del mundo, trata una parte considerable de las aguas residuales del Valle de México para uso agrícola en el Valle del Mezquital, beneficiando a miles de agricultores y reduciendo la presión sobre otras fuentes. Sin embargo, la escala de la ciudad exige muchos más proyectos de reúso y una diversificación de sus aplicaciones.
Un ejemplo icónico y replicable es la PTAR Chapultepec, ubicada en el corazón del Bosque de Chapultepec, el pulmón verde de la Ciudad de México. Esta planta, con una capacidad de tratamiento de 170 litros por segundo, es un logro de ingeniería de saneamiento que demuestra la viabilidad de la economía circular del agua en entornos urbanos densos. La tecnología implementada por SUEZ corresponde a un biorreactor de membrana (MBR) con tecnología Ultrafiltración (UF), seguido de un avanzado tratamiento de pulido compuesto por Ósmosis Inversa (OR) y desinfección por Ultravioleta (UV). Este proceso de múltiples etapas asegura una calidad de efluente excepcional.
El agua tratada de la PTAR Chapultepec es apta para diversos usos: riego de las extensas áreas verdes del bosque, llenado de los lagos recreativos y, crucialmente, para la recarga directa de acuíferos. Esta última aplicación cumple con la estricta Norma Oficial Mexicana NOM-014-CONAGUA-2003, que exige una calidad superior incluso a la del agua potable para este fin, incluyendo la remoción total de microorganismos enteropatógenos y una carga orgánica total (COT) igual o menor a un miligramo por litro. La implementación de tecnologías compactas como el MBR permitió una huella reducida, ideal para el espacio limitado del bosque. La experiencia Chapultepec es un hito replicable que demuestra el valor de las tecnologías de tratamiento avanzado para la viabilidad y preservación de las ciudades modernas, ofreciendo una solución sostenible para mitigar la sobreexplotación de los acuíferos y mejorar la seguridad hídrica de la megaciudad.
1. São Paulo, la megaurbe que rozó el colapso
São Paulo necesitaría 65 proyectos como Aquapolo Ambiental
São Paulo, la ciudad más poblada de Brasil y una de las más grandes del mundo, experimentó una crisis hídrica sin precedentes entre 2014 y 2015, que la llevó al borde del colapso del suministro. Esta experiencia, que puso a la ciudad en los titulares globales, evidenció la fragilidad de su sistema hídrico y la urgencia de diversificar sus fuentes y masificar el reúso.
Sequías: La región sureste de Brasil, donde se ubica São Paulo, ha sido afectada por sequías severas en los últimos años, agravadas por el cambio climático. La crisis de 2014-2015 fue la peor en 80 años, con los embalses del Sistema Cantareira, que abastece a gran parte de la metrópolis, alcanzando niveles críticamente bajos, conocidos como "volumen muerto". Esta situación obligó a la implementación de racionamientos y a la búsqueda desesperada de fuentes alternativas.
Índice Demográfico: Con una población metropolitana que supera los 22 millones de habitantes (IBGE, 2023), São Paulo es un gigante demográfico y económico. La demanda de agua de una población tan masiva, combinada con la intensa actividad industrial, ejerce una presión extrema sobre los recursos hídricos disponibles que supera la capacidad de recarga natural y la infraestructura de abastecimiento tradicional.
Saneamiento: A pesar de los esfuerzos de la empresa de saneamiento Sabesp, el tratamiento de aguas residuales en São Paulo aún no cubre el 100% de la demanda, y la calidad del efluente en algunas zonas puede mejorar significativamente. Esto limita el potencial de reúso y contribuye a la contaminación de los cuerpos de agua, como el icónico río Tietê, que está en pleno proceso de recuperación.
Contaminación: São Paulo es el motor económico de Brasil, con una vasta concentración industrial que requiere grandes volúmenes de agua para sus procesos. La escasez de agua afecta directamente la producción y la competitividad de las empresas. La contaminación de los ríos que atraviesan la ciudad por descargas industriales y domésticas no tratadas, o deficientemente tratadas, es un problema crónico que dificulta la captación y tratamiento de agua para consumo que encarece los procesos y limita la disponibilidad de agua de calidad.
São Paulo cuenta con el proyecto Aquapolo Ambiental, la planta de reúso de agua para fines industriales más grande de América del Sur. Esta planta, es un hito en la gestión hídrica de la región. Tiene una capacidad de tratamiento de 1,000 litros por segundo (equivalente a 86,400 metros cúbicos por día) de aguas residuales provenientes de la Estación de Tratamiento de Aguas Residuales (ETAR) ABC. La tecnología principal utilizada es un proceso de filtración por membranas (ultrafiltración) y ósmosis inversa, que produce agua de alta calidad para abastecer a las industrias del Polo Petroquímico de Capuava. Al suministrar agua de reúso a la industria, Aquapolo Ambiental libera una cantidad significativa de agua potable que de otro modo sería utilizada en procesos industriales, poniéndola a disposición para el consumo humano.
Para que São Paulo genere un verdadero círculo virtuoso y no desperdicie más agua, se requerirían múltiples proyectos equivalentes a Aquapolo Ambiental. Si consideramos que la ciudad tiene una demanda diaria de agua potable de aproximadamente 65,000 litros por segundo (según datos de Sabesp antes de la crisis de 2014-2015), y si una parte significativa de esta demanda pudiera ser cubierta por agua de reúso para usos no potables (industria, riego de áreas verdes, limpieza urbana, etc.), se necesitarían al menos 65 proyectos del tamaño de Aquapolo Ambiental (65,000 de demanda / 1,000 l/s por Aquapolo = 65). Este cálculo, aunque una simplificación, ilustra la magnitud del desafío y la necesidad de una inversión masiva en infraestructura de reúso. Cabe destacar que la inversión en estas tecnologías avanzadas, aunque significativa, es mucho menor que el costo social y económico de una crisis hídrica a gran escala.
El "Día Cero" no es una fantasía apocalíptica sino que es una amenaza latente y recurrente para muchas ciudades latinoamericanas. La experiencia de Ciudad del Cabo y las recientes crisis en Bogotá, Lima, Santiago, Ciudad de México y São Paulo, son un llamado urgente a la acción y a la transformación de la gestión hídrica. La masificación del reúso de agua, apoyada por tecnologías avanzadas como los biorreactores de membrana (MBR), la ultrafiltración, la ósmosis inversa y la desinfección UV, es una solución probada, sostenible y económicamente viable.
La experiencia de Nuevo León, Monterrey, en México, con su programa municipal de reúso, puede servir de un valioso ejemplo. Durante la severa crisis hídrica que afectó a Monterrey en 2022, el estado de Nuevo León impulsó agresivamente proyectos para reutilizar el agua tratada de sus plantas para uso industrial y agrícola. Esto incluyó la expansión de la red de distribución de agua tratada, conocida como "Agua No Potable", para abastecer directamente a grandes empresas y campos agrícolas. Al desviar esta agua tratada para usos no potables, se liberó una cantidad significativa de agua potable de las presas para el consumo humano. Este programa demuestra la viabilidad técnica y económica del reúso a gran escala, además de evidenciar la importancia de la colaboración entre el gobierno, la industria y los usuarios agrícolas para una gestión hídrica integrada y resiliente. La tecnología empleada en estas plantas de tratamiento avanzado generalmente incluye tratamientos biológicos, filtración y desinfección (cloración o UV) para asegurar la calidad adecuada para su uso específico.
Como lo demuestran las experiencias de la PTAR Chapultepec en México, Aquapolo Ambiental en Brasil, y las iniciativas en desarrollo en Bogotá y Monterrey, la innovación tecnológica y la voluntad política son más determinantes que el régimen de lluvias o la disponibilidad natural de fuentes. Es imperativo que los gobiernos, la industria, el sector agrícola y la sociedad civil trabajen de la mano para invertir masivamente en infraestructura de reúso, fortalecer los marcos regulatorios que incentiven esta práctica y fomentar una cultura de valoración y conservación del agua. Solo así, América Latina podrá asegurar su futuro hídrico, transformar la amenaza del "Día Cero" en una oportunidad para construir ciudades más resilientes, prósperas y sostenibles, donde el agua, un recurso finito, sea gestionado con la visión de un ciclo continuo y virtuoso.
Explora el mapa interactivo de Latinoamérica para visualizar la criticidad hídrica de las ciudades más urgidas a masificar el reúso del agua.
*Los valores de los indicadores (Sequías, Demografía, Saneamiento, Contaminación/Demanda) se han asignado en una escala de 1 a 5, donde 5 indica la mayor criticidad o impacto. Haz clic o pasa el ratón sobre los puntos de las ciudades para ver más detalles.