El emergente mercado latinoamericano del agua
El mercado latinoamericano se proyecta como un sector de crecimiento dinámico.
El mercado latinoamericano del agua, caracterizado por su heterogeneidad y complejidad, se proyecta como un sector de crecimiento dinámico para la próxima década.
La desalación y el reúso de agua, impulsadas por la urgencia de abordar los desafíos hídricos regionales, están evolucionando de ser soluciones opcionales a políticas de Estado fundamentales. Según datos de Global Water Intelligence, la capacidad operativa total de desalación a nivel global se ubica alrededor de los 55 millones de metros cúbicos por día (m3/d), con Latinoamérica contribuyendo con 3.5 millones de m3/d, lo que representa aproximadamente el 6.30% de la capacidad instalada mundial.
Es importante señalar que estas cifras incluyen la desalación de aguas salobres y de bajo contenido salino, especialmente relevantes en países como Brasil y Argentina, donde la desalación de agua de mar aún está en desarrollo. La plataforma DesalData estima que el gasto de la desalación en OPEX para Latinoamérica fue de 612.1 millones de dólares en 2024, lo que refleja un aumento en las operaciones de las instalaciones de desalación. El CAPEX regional del mismo año se ubicó en torno a los 252 millones de dólares, lo que sugiere una fase de consolidación de la inversión en infraestructura de desalación.
La tendencia al crecimiento en el mercado latinoamericano del agua es clara. Aunque todavía es un mercado modesto en comparación con gigantes como Asia Pacífico o Medio Oriente, Latinoamérica está ganando mayor importancia a nivel global. Este crecimiento se ve catalizado, en parte, por la creciente inversión privada y la necesidad de superar brechas críticas, especialmente en saneamiento, donde, según el Banco Mundial, el 80% de los efluentes generados en la región no reciben tratamiento adecuado.
La región presenta contrastes significativos. Países como Uruguay alcanzan un 96% de acceso a saneamiento mejorado, mientras que otros como Bolivia apenas superan la mitad. Las diferencias entre zonas urbanas y rurales también son notables, con un acceso al agua mucho menor en las áreas menos pobladas. A pesar de que Latinoamérica tiene una de las coberturas de agua potable más altas en países en desarrollo (94%), aún existen millones de personas sin acceso a este servicio básico o que reciben un servicio deficiente.
Estas condiciones, paradójicamente, están dinamizando el mercado, impulsando proyectos ambiciosos que buscan satisfacer tanto la demanda industrial como las necesidades sociales. La desalinización está evolucionando hacia soluciones multipropósito, con plantas de gran escala diseñadas para abastecer a diversos sectores como la minería, la agricultura y los municipios.
El mercado también se ve impulsado por el aumento de la cooperación público-privada en proyectos de infraestructura y el desarrollo de marcos regulatorios favorables. Instituciones financieras como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) juegan un papel crucial en el financiamiento de grandes obras de saneamiento y proyectos hídricos.
En las próximas ediciones de El Acuífero, profundizaremos en este análisis, combinando oportunidades de inversión, políticas públicas y sectores e indicadores macroeconómicos clave como el riesgo país y la estabilidad monetaria, para ofrecer una visión completa y detallada del mercado del agua en cada país de América Latina.